Por favor, hable canario

Los canarios no tenemos lengua propia, ni falta que hace. El español o castellano, lengua de conquista hace más de cinco siglos nos basta, sobra y también nos garantiza hacernos entender entre cientos de millones de hablantes cuya cifra está en constante aumento. Cierto que como alternativa siempre nos quedará, según dicen, el tamazigh con el cual, quien logre la proeza de aprenderlo, podrá hacerse entender -aparte de si encuentra alguien más que lo hable en Canarias- con las tribus bereberes norteafricanas de las que, en parte y ya con demasiado mestizaje de siglos, procedemos.

Sin embargo, sí tenemos nuestros giros, dialéctica y términos propios, como tantos otros sitios de este ancho mundo en los que, comúnmente por aislamiento, el lenguaje ha ido derivando y adaptándose a nuestros usos y costumbres. La pena es que la globalización y la interconexión casi inmediata de unos territorios con otros, bien sea por la influencia de los mass media como con los viajes y la invasión turística, está haciendo peligrar de forma evidente nuestro acervo expresivo.

La aculturación que padecen, no sólo nuestros jóvenes, sino también una población adulta que ha perdido en su mayoría sus referentes tradicionales, sobre todo en el caso de la conocida como gente del campo o gente de la mar que cambia sus quehaceres y modos de vida, perdiendo sus raíces culturales y la ya mencionada mala influencia mediática, combinada con la insuficiencia de un sistema educativo canario manifiestamente mejorable- hace imposible mantener este habla, en trance de desaparición de seguir por el mal camino que vamos, caso que se dá también en tantos otros temas de nuestra identidad.

La labor de la anodina Academia canaria de la Lengua, puesta en marcha por decreto de nuestro vergonzante gobierno atinómico, nada ha hecho por mejorar esta creciente pérdida entre aquellos que deben preservar este legado y que no es otro que adoctrinar debidamente a la población de la calle, única capaz de preservar y hacer que siga viva nuestro habla tradicional.

Suena triste, pero han hecho más aportaciones individuales aparecidas hace décadas del tipo Cómo hablan los canarios de los hermanos Luis y Agustín Millares Cubas o la Contribución al léxico de Gran Canaria de maestro Pancho Guerra, que cualesquiera campañas institucionales, por demás prácticamente inexistentes y sin ningún calado entre la población. Por otro lado, estas publicaciones, agotadas desde hace mucho, siguen sin reeditarse en forma impresa, aunque al menos Internet nos permite que sigan a nuestro alcance.

Como cada uno de nosotros debe poner de su parte para seguir con la práctica en nuestro lenguaje tradicional, además de divulgarlo para evitar su desuso, pongo aquí mi aportación:

Autobús – Guagua
Cubo (herramienta) – Balde
De casualidad – De manganilla
Maíz – Millo
Marrón – Canelo
Melocotón – Durazno
Mentira – Batata
Sombrero – Cachorro
Tonto – Tolete
Vosotros – [No se emplea. Se sustituye siempre por Ustedes]