Escucha música mientras lees: Bernard Herrmann – Psicosis (1960)
Hace poco, un comentario dicho sin mayor énfasis en un curso, sobre que no nos fiemos tanto de los ordenadores y de escribir contra una pantalla -tal cual estoy haciendo ahora- porque una bomba bien puesta puede dar al traste con toda la tecnología a la que estamos ya umbilicalmente conectados cada día, me ha hecho reflexionar sobre la enorme fragilidad y dependencia tecnológica de esta sociedad nuestra.
Más o menos, la cosa viene a ser así: si te quieres fiar de algo, fíate del papel y del bolígrafo antes que del mejor teclado en el más avanzado ordenador. Si encima escribes (como es también el caso de este blog) en la nube, peor que peor, porque salvo que seas de los pocos previsores que hacen regularmente copia de seguridad en tu equipo, todo tu trabajo en línea puede desaparecer en un segundo. Da igual la causa: un cambio de política de la empresa que te dá soporte gratuito -con lo que puede cambiar su oferta contractual cuando le plazca y sin aviso previo- , un atentado terrorista con más impacto o suerte para ellos de lo esperado, virus que afectan a servidores informáticos y a las redes de comunicación…