Las uvas de la ira (The grapes of wrath, 1940) Dirigida por John Ford, 2 oscars:
– ¿Quieres saber lo que pasó?
– Eso es lo que te he preguntado.
– Bueno, lo que pasó… lo que me pasó a mí… Un día llegó un hombre:
– Tienes que reconocerlo. En una tierra así, tan seca, el sistema de arriendo no funciona. Apenas se puede sacar ganancia. Un solo hombre y un tractor puede cultivar diez o doce de estas fincas. Le pagáis un jornal y os quedáis con la cosecha.
– Sí, pero no podemos distraer ni un centavo de lo que tenemos ahora. Nuestros hijos no comen lo suficiente, y están tan andrajosos que nos daría vergüenza ver a los hijos de otros bien vestidos.
– Yo no puedo hacer nada. Sólo cumplo órdenes. Me mandaron a deciros que estais desahuciados.
– ¿Quiere decir que me echan de mi tierra?
– No hay porqué ponerse así. No hay porqué enfadarse conmigo. Yo no tengo la culpa.
– ¿Pues quién la tiene?.
– Ya sabes que el dueño de la tierra es la compañía Shawneeland.
– ¿Y quién es la compañía Shawneeland?.
– No es nadie, es una compañía.
– Pero tienen un presidente, tendrán alguien que sepa para qué sirve un rifle, ¿verdad?
– Pero hijo, ellos no tienen la culpa, el banco les dice lo que tienen que hacer.
– Muy bien, ¿dónde está el banco?.
– En Tulsa, pero no vas a resolver nada; allí sólo está el apoderado y el pobre solo trata de cumplir las órdenes de Nueva York
– ¿Entonces a quién matamos?
– La verdad, no lo sé, si lo supiera te lo diría: yo no sé quién es el culpable.